Foto de archivo.
"Eso no lo hace nadie", Jobo Rosado, octubre de 1958
Un día yo me hice pasar por Camilo. Ya estábamos en Las Villas. EI y yo teníamos caracteres parecidos, y nos llevábamos muy bien.
Tenía algunas horas sin dormir y entonces me dijo: «voy a descansar un poco, si vienen preguntando por mí y el asunto no es de importancia, di que tú eres yo».
¡Le tomé la palabra! Llegó un matrimonio ya maduro preguntando por Camilo y el compañero que estaba de guardia me llama.
«Queremos ver a Camilo para invitarlo a almorzar con nosotros», me dijeron.
Eran personas humildes, buenas.
«Sí, hombre, mucho gusto. Yo soy Camilo», les dije.
Se pusieron de lo más contentos. Fui a la casa y almorzamos, y yo muy serio.
Bueno, a la hora de irme les pedí que me dieran un poquito de arroz para llevarle a un compañero a quien yo estimaba mucho, y ellos, atentos, dijeron que sí, que no había problema.
El problema vino luego cuando Camilo se comió el arroz con pollo y me preguntó de donde lo había sacado y le conté.
«0ye - me respondió, si te dije que eras yo fue para que te sacrificaras y no para comer en casa de los campesinos, que eso no lo hace Camilo».
Contada por: Rafael Ochoa Sánchez.
Fuente: Complejo Histórico Comandante Camilo Cienfuegos.